Shin Jin Mei: poema de la fe en el Espíritu
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Shin Jin Mei:
Poema de la fe en el espíritu.
La Vía Perfecta carece de dificultad
Sólo hay que evitar atrapar o rechazar.
Cuando ambos, amor y odio, están ausentes
todo se vuelve claro y diáfano.
Sin embargo, haz la más mínima distinción,
y el cielo y la tierra se distancian infinitamente.
Si quieres ver la verdad,
no mantengas ninguna opinión a favor o en contra.
La lucha entre lo que a uno le gusta
y lo que le disgusta
es la enfermedad de la mente.
Cuando no se entiende el significado profundo de las cosas,
se perturba en vano la paz esencial de la mente.
El Camino es perfecto, como el espacio infinito
donde nada falta y nada sobra.
De hecho, es debido a nuestra elección de aceptar o rechazar
que no vemos la verdadera naturaleza de las cosas.
No vivas en los enredos de las cosas externas
ni en los sentimientos internos de vacío.
Mantente sereno, sin hacer esfuerzos, en la unidad de las cosas,
y tales falsos conceptos desaparecerán por sí solos.
Cuando tratas de parar la actividad para alcanzar la pasividad,
el propio esfuerzo te llena de actividad.
Mientras estés en un extremo o en el otro, nunca conocerás la Unidad.
Aquellos que no viven en el Camino único fracasan en ambas:
actividad y pasividad, afirmación y negación.
Negar la realidad de las cosas es no ver su realidad;
afirmar el vacío de las cosas es no ver su realidad.
Cuanto más hablas y piensas acerca de ello, más te alejas de la verdad.
Deja de hablar y de pensar y no habrá nada que no puedas saber.
Volver a las raíces es encontrar el significado,
pero perseguir apariencias es alejarse del origen.
En el momento de la iluminación interior se transcienden las apariencias y el vacío.
A los cambios que parecen ocurrir en el mundo vacío los llamamos reales solamente debido a nuestra ignorancia.
No busques la verdad; tan sólo deja de mantener opiniones.
No permanezcas en el estado de dualidad;
evita cuidadosamente esas búsquedas.
Si queda rastro de esto o aquello, de lo correcto o lo incorrecto,
la esencia de la Mente se perderá en la confusión.
Aunque todas las dualidades proceden del Uno,
no te apegues ni siquiera a este Uno.
Cuando la mente existe imperturbable en el Camino,
nada en el mundo puede ofender;
y cuando ya nada puede ofender, deja de existir tal como era antes.
Cuando no surgen pensamientos discriminatorios,
la mente de antaño deja de existir.
Cuando los objetos del pensamiento se desvanecen,
el sujeto pensante se desvanece;
y cuando la mente se desvanece, los objetos se desvanecen.
Las cosas son objetos debido al sujeto,
y la mente es tal debido a las cosas.
Entiende la relatividad de ambos, así como la realidad básica:
la unidad del vacío.
En este Vacío ambos son indistinguibles
y cada uno contiene en sí mismo el mundo entero.
Si no haces ninguna discriminación entre burdo y sutil,
no te tentarán el prejuicio y la opinión.
Vivir en el gran Camino no es fácil ni difícil,
pero aquellos que tienen una visión limitada
cuanto más se apresuran, más lentos van,
y el apego no tiene límites;
estar apegado, aunque sea a la idea de la iluminación, es desviarse.
Deja que las cosas sean a su manera
y no habrá ni ir ni venir.
Obedece a la naturaleza de las cosas
y andarás libre y tranquilo.
Cuando el pensamiento está cautivo, la verdad se oculta,
pues todo es oscuro y confuso,
y la gravosa práctica de juzgar
trae consigo irritación y hastío.
¿Qué beneficio se puede sacar de las distinciones y las separaciones?
Si deseas ir por el Camino Único,
no desprecies ni siquiera el mundo de los sentidos y las ideas.
En realidad, aceptarlo plenamente es idéntico a la verdadera Iluminación.
El hombre sabio no persigue ninguna meta,
pero el tonto se encadena a sí mismo.
Hay un Dharma, una verdad, una ley, no varias;
las distinciones surgen por las tenaces necesidades del ignorante.
Buscar la Mente con la mente discriminatoria es el mayor de los errores.
Actividad y descanso derivan de la ilusión;
en la iluminación no hay agrado ni desagrado.
Todas las dualidades proceden de ignorantes deducciones.
Son como sueños o flores en el aire: es estúpido intentar atraparlas.
Ganancia o pérdida, correcto o incorrecto:
tales pensamientos tienen que ser finalmente abolidos de una vez por todas.
Si el ojo nunca duerme, todos los sueños cesarán naturalmente.
Si la mente no hace discriminaciones, las diez mil cosas son como son:
de la misma esencia.
Entender el misterio de la Única esencia
es liberarse de todos los enredos.
Cuando todas las cosas se ven por igual,
se alcanza la esencia intemporal del Ser.
Ninguna comparación o analogía es posible
en este estado sin causas ni relaciones.
Considera inmóvil el movimiento y en movimiento lo inmóvil,
y ambos, estado de movimiento y estado de reposo, desaparecen.
Cuando tales dualidades dejan de existir
la propia Unidad no puede existir.
Ninguna ley o descripción es aplicable a esta finalidad suprema.
Para la mente unificada, en armonía con el Camino,
cesan todos los esfuerzos enfocados hacia uno mismo.
Las dudas y las vacilaciones se desvanecen,
y vivir en la fe verdadera se vuelve posible.
De un solo golpe somos liberados del cautiverio;
nada se aferra a nosotros y nosotros no nos aferramos a nada.
Todo está vacío, claro, auto iluminado, sin el empleo del poder de la mente.
Aquí, el pensamiento, el sentimiento, el conocimiento y la imaginación
no tienen ningún valor.
En este mundo de Esencialidad no existe ni el yo ni nada que no sea yo.
Para entrar directamente en armonía con esta realidad,
cuando las dudas surjan simplemente di: «No dos».
En este «no dos» nada está separado, nada está excluido.
No importa cuándo ni dónde:
iluminación significa entrar en esta verdad.
Y esta verdad está más allá del aumento
o la disminución en el tiempo o el espacio:
en ella, un solo pensamiento dura diez mil años.
Vacío acá, vacío allá, y sin embargo,
el Universo infinito está siempre delante de tus ojos.
Infinitamente grande e infinitamente pequeño;
no hay diferencia, porque las definiciones han desaparecido y no se ven límites.
No malgastes el tiempo con dudas y argumentos
que no tienen nada que ver con esto.
Una cosa, todas las cosas:
van juntas y entremezcladas,
sin distribución.
Vivir en esta comprensión
es no estar inquieto a causa de la no–perfección.
Vivir en esta fe es el camino hacia la no–dualidad,
porque lo no-dual es uno con la mente que confía.
¡Palabras!
El Camino está más allá del lenguaje,
porque en él no hay
ni ayer
ni mañana
ni hoy.