«NUBES FUGACES CON FORMA DE MONTAÑA… TAMBIÉN FUGAZ»
“Nubes fugaces
con forma de montaña…
también fugaz ”
(Issa Kobayashi)
La obra de Issa Kobayashi supera los 18.000 haikus, reunidos en diversas publicaciones. Sin duda alguna, este poeta está considerado como uno de los grandes del Haiku de todos los tiempos. Sin embargo, desde el punto de vista al que estamos acostumbrados en occidente, cuando leemos estos poemas, puede resultar difícil considerar que son obra de un gran artista. Para la mente racional y condicionada, pueden ser demasiado simples, incluso totalmente incompresibles o absurdos.
De ahí la estrecha relación entre el Haiku y el Zen. La lectura de un haiku requiere de una actitud de profunda apertura para poder recibir aquello que trae el AHORA en ese preciso instante en que leemos. Solo así es posible apreciar la genuina presencia del espíritu del Zen en estas pequeñas composiciones. Se podría decir que un haiku se lee y se escribe con la misma actitud que al hacer Zazen: tan solo aquí y ahora, pensar sin pensar, leer sin leer.
“Nubes fugaces / con forma de montaña… / también fugaz”
Sabemos que las nubes y las formas que estas adoptan en el cielo son algo efímero. Pero para Kobayashi incluso una montaña lo es, a pesar de su apariencia dura y estable. Todo lo que existe es pasajero, nada es permanente. Ni siquiera la imponente montaña. Este poema, sin pretenderlo, es una enseñanza sobre la IMPERMANENCIA, un principio que ha estado presente en el Zen a lo largo de los siglos. La impermanencia nos enseña que todo está en continuo cambio, que nada es para siempre, ni lo que nos complace ni aquello que nos desagrada. Tomar conciencia de este principio conduce a la liberación del sufrimiento.