23/10/23

EL PROCESO DE NOMBRAR

La depuración de la mente debe realizarse no sólo en los niveles superficiales, sino también en sus profundidades ocultas, y esto sólo es posible una vez que el proceso de nombrar y calificar ha llegado a su fin. El nombrar no hace sino fortalecer y dar continuidad al experimentador, al deseo de permanencia, a la diversidad de deseos personales. Uno debe darse cuenta en silencio del proceso de nombrar, y así comprenderlo.

Este proceso de nombrar debe concluir, no sólo en las capas superficiales, sino en toda su estructura. Es una tarea ardua; no es algo que pueda comprenderse o experimentarse a la ligera, ya que la totalidad de nuestra conciencia es un proceso de nombrar, de calificar las experiencias a fin de almacenarlas y registrarlas. Éste es un proceso que alimenta y fortalece a la entidad ilusoria, al experimentador como algo distinto y separado de la experiencia. Sin pensamiento no hay pensador. Los pensamientos crean al pensador, que se aísla a fin de darse permanencia, ya que los pensamientos son siempre transitorios.

(Krishnamurti)

COMENTARIO

En este texto Krishnamurti nos muestra cómo el hecho de nombrar, juzgar y clasificar fortalece nuestra sensación de “yo” (en este caso, como juez). Una vez más, nos invita a dejar de hacerlo cuando no sea necesario.

Por supuesto, en nuestra cotidianeidad, necesitamos nombrar las cosas, clasificarlas, y muchas veces juzgarlas. De lo contrario no podríamos convivir, organizarnos en sociedad, trabajar…

Se nos invita a utilizar nuestra razón sólo cuando sea necesario. Cuando no lo sea, simplemente no hacerlo.

“Cuando no hay nada que hacer, lo natural es sentarse y no hacer nada. Esto es zazen”