06/04/24

SI QUIERO SABER QUIEN SOY, DEBO VOLVER AL SILENCIO

“¿Cómo el despertar puede depender de zazen que consiste solamente en sentarse y no hacer nada? Siempre se plantea esta pregunta. Nadie comprende lo que es zazen porque buscan constantemente un zazen juguete que les proporcione placer. Si tratamos a zazen como a un juguete, incluso si ese juguete nos reporta placer, podemos tirarlo fácilmente, en cualquier momento. Mirad a la sociedad moderna. Nos pasamos el tiempo tirando cosas y creando otras, nuevos juguetes para reemplazar a los que hemos tirado. Todos los seres sensibles son tratados como juguetes. La verdadera fe es confianza perfecta. Confianza perfecta significa que aceptamos el silencio; y en el silencio, todo se convierte en cero. Cuando volvéis al mundo del silencio, todo se convierte en “no-personal”-, “no-individuo”, “no –sonido”. Volved, pues a ese mundo, volveos cero y veréis la paz maravillosa. Es el mundo del silencio. Incluso si decís “yo soy”, ese “yo” se va encogiendo hasta desaparecer. Si pienso, “estoy bien”, eso de por sí, ya produce un sonido. Me pregunto: “¿Qué hago aquí?” Nada. Si quiero saber quién soy, debo volver al silencio. Un célebre maestro zen llamado Kodo Sawaki Roshi siempre nos enseñaba que bastaba solamente con sentarse, vestir el kesa y afeitarse el cráneo. Eso era todo. Yo no entendía. Ese maestro zen no tenía enseñanza, no tenía templo, no tenía una posición envidiable ni un estatus social elevado. Todo lo que hacía era ir a diferentes lugares para dirigir sesshines y dar conferencias. Iba a todas partes e insistía siempre en lo que era importante: practicar zazen, llevar el kesa y afeitarse la cabeza. Todo el mundo lo quería mucho. (…) Todo lo que tenemos que hacer es sentarnos y volver al mundo silencioso y a la inmensidad de la existencia. Solamente sentarse. Incluso aunque no lo entendáis, es zazen”.

Dainin Katagiri. “La vuelta al silencio. La práctica zen en la vida cotidiana”. Traducido por: Pedro Sansei Díaz Tejeiro. Tomado de dojozendebilbao.blogspot.com

COMENTARIO:

La expresión zazen juguete evoca esa otra expresión del maestro Kôshô Uchiyama, sesshin sin juguetes. Ambas resuenan como una advertencia. No hacer de zazen un medio para alcanzar algo, sea esto calmarse, aumentar el bienestar o mejorar tal o cual aspecto de la vida. Zazen es simplemente sentarse, sin más: shikantaza. Es natural que surja la duda, ¿para qué entonces practicar? Por ello también se requiere de una gran fe, de una gran confianza. Confianza en la aceptación del silencio, en rendirse, abandonarse, entregarse o dejarse caer confiadamente en el silencio. Nos dice el maestro Dainin Katagiri: “Cuando volvéis al mundo del silencio, todo se convierte en “no-personal”-, “no-individuo”, “no –sonido”. Volved, pues a ese mundo, volveos cero y veréis la paz maravillosa”. No busquemos más. Practiquemos con sana determinación. Todo lo que tenemos que hacer es sentarnos y volver al mundo silencioso y a la inmensidad de la existencia.

Decía el maestro tibetano Chögyam Trungpa Rinpoche:

“La mala noticia es que estás cayendo por el aire

y que no hay nada a lo que aferrarte, no llevas paracaídas. 

La buena noticia es que no hay suelo”.