11/10/24

HACIENDO AMIGOS EN EL CAMINO BUDISTA

“Una vez, el discípulo de Buda, Ananda, le preguntó sobre la amistad. Ananda sabía que tener amigos buenos y alentadores era muy importante para el camino. Incluso se preguntó si tener buenos amigos es la mitad del camino.
“No, Ananda”, le dijo el Buda, “tener buenos amigos no es la mitad de la Vida Santa. Tener buenos amigos es toda la Vida Santa”.
El Meghiya Sutta es mi texto pali favorito sobre la amistad. Cuenta la historia del entusiasta joven monje Meghiya, que quería practicar la meditación solo en un bosque de mangos especialmente tranquilo y hermoso. Pero la meditación de Meghiya fue todo menos pacífica y hermosa. Para su sorpresa, descubrió que su mente era una maraña de pensamientos maliciosos, lujuriosos y confusos, probablemente porque su práctica era demasiado egoísta. Cuando Meghiya regresó corriendo para contarle su confusa experiencia, Buda no se sorprendió. Aprovechó la oportunidad para darle a Meghiya lo que esperaba que fuera una enseñanza relevante.

«Cinco cosas inducen la liberación del corazón y una paz duradera», le dijo el Buda. “Primero, una intimidad encantadora con buenos amigos. En segundo lugar, conducta virtuosa. En tercer lugar, una conversación frecuente que inspire y fomente la práctica. Cuarto, diligencia, energía y entusiasmo por el bien. Y quinto, conocimiento de la impermanencia”.

Luego, para mayor beneficio de Meghiya, y para consolidar el punto, el Buda repasa la lista nuevamente, esta vez precediendo cada uno de los demás puntos con el primero: “Cuando hay una intimidad encantadora entre amigos, entonces hay conducta virtuosa,” etcétera. En otras palabras, la amistad es el elemento más importante en el camino espiritual. Todo lo demás surge naturalmente de ello.”

(Norman Fischer)

“El último extremo de la perfección en las relaciones que ligan a los humanos reside en la amistad.”

Michel de Montaigne, De la amistad

COMENTARIO:

La lista expresada en el Meghiya Sutta es una lista de doble dirección, o de ninguna, porqué acaso ¿puede existir alguna de las cosas sin la otra?, ¿puede existir esa profunda amistad espiritual sin el conocimiento de la impermanencia, sin una vida de sólida raíz ética, sin una diligente práctica y estudio del Dharma (en todas sus formas, sin “ismos”)?

Quizás simplemente sean formas de expresar, para ayudarnos en el camino de nuestro día a día, aquello que surge espontáneamente de una práctica consolidada. De aquello sin nombre que retumba en el silencio de nuestro Zazen.
Todos somos practicantes desde hace tiempo (¡somos afortunados!) y por tanto hemos tenido ocasión de a lo largo de nuestra trayectoria encontrarnos con otras personas que han aportado luz y serenidad a lo largo del trayecto, dentro y fuera de la Sangha. Cuando más lo necesitábamos, y a veces cuando menos lo esperábamos, sus palabras, su ejemplo, su simple presencia ha sido para nosotros como la piedrecita levantada al barrer por Kyogen que impacta sonoramente en un bambú: ¡Tok!

Todos, con nuestras fortalezas y nuestras debilidades, somos un apoyo y un espejo para toda la Sangha.