ESTUDIÉ LA MEDITACIÓN REGULANDO AL ALIENTO (II)
En otro tiempo estudié la meditación
regulando delicadamente el aliento.
Pasé años de esa manera,
hasta el punto de olvidarme de comer y dormir
incluso si alcancé la inactividad,
sin duda no se debió sino a la fuerza de mi práctica.
Mas, ¿en qué sería eso comparable a alcanzar el no hacer
el cual, una vez logrado, se logra para siempre?
Pasé años de esa manera
Hasta el punto del olvidarme de comer y dormir
Volviendo a recordar “sentados derechos, armonizada la respiración, dispuesto el espíritu, profundizamos de instante en instante, mes tras mes, año tras año, en el silencio y la luminosidad del espíritu.
No siempre experimentaremos silencio y luminosidad. Numerosos estados pueden todavía surgir, a veces el pensamiento sigue al pensamiento en una especie de cascada más o menos continua. En ese momento podemos sentir como somos atravesados por ese flujo, más que crearlo o suscitarlo. En el curso ordinario de la vida cotidiana, el pensamiento aparece como mi pensamiento, fruto de mis propias reflexiones, esa forma singular de aprehender el mundo que no pertenece más que a mí. Pero una vez sentados en el espacio de la meditación, un flujo animado por movimientos, más o menos importantes, que se aceleran o se calman. No lo siento ya como mi propio pensamiento sino como una sucesión, que se aceleran o se calman. No lo siento ya como mi propio pensamiento sino como una sucesión de pensamientos impersonales que surgen al hilo de las circunstancias y los acontecimientos: hoy tengo tal preocupación, he tenido tal encuentro. Las imágenes vuelven, se unen a la conciencia, van y vienen bajo la forma de reminiscencias. Pensamientos sin pensador.
Nuestra práctica consiste, no en contemplar, observar las sombras, sino en mostrar el espejo puro y luminoso del espíritu. Si un pensamiento surge conviene atravesarlo, para así dejar emerger la pureza y la desnudez del corazón.
Término,kaku seyo,”toma conciencia” conlleva un salto
en el campo de la conciencia, a la manera de un soñador que
se despierta y que pasa de la vida nocturna a la vida diurna.