DIÁLOGO ZEN
Foto de Sharon Pittaway en Unsplash
Los antiguos maestros zen adiestraban a sus discípulos jóvenes para que aprendieran a expresarse. Había dos templos, cada uno de ellos tenía un niño protegido.
Uno de ellos, cuando iba cada mañana a buscar verduras, se encontraba con el otro en el camino.
– ¿A dónde vas? – ‘voy donde quiera que vayan mis pies’.
Esta respuesta dejó perplejo al niño, que pidió ayuda a su maestro. Éste le dijo: mañana por la mañana, cuando te lo encuentres hazle la misma pregunta… dile ¿qué pasaría si no tuvieras pies?
Al día siguiente volvieron a encontrarse y el niño le hizo la misma pregunta
¿a dónde vas?…. ‘voy dondequiera que sople el viento’.
El niño volvió a desconcertarse y volvió a acudir al maestro; éste le dijo: mañana pregúntale a dónde va si no sopla el viento.
El tercer día, al encontrarse, volvió a preguntarle:
¿a dónde vas? … el niño respondió: ‘voy al mercado a comprar verduras’.
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