Enseñanzas de Hsu Yun (Nube Vacía). 2/5
En ocasiones la enseñanza del Ch’an, del zen, puede ser tan frustrante como su aprendizaje.
Hubo una vez un Maestro Ch’an que se encargó de la instrucción de tres novicios. Les explicó la necesidad de la disciplina espiritual y les ordenó que, empezando en ese mismo momento, observaran la regla del silencio absoluto. Después, sosteniendo su dedo en sus labios, les ordenó que fueran a sus habitaciones.
El primer novicio dijo, “Oh, Maestro, ¡déjeme decirle lo agradecido que estoy por recibir su instrucción!”.
El segundo novicio dijo, “¡Tonto! ¿No te das cuenta de que hablando has roto la ley del silencio?
Y el tercero levantó las manos, en un gesto de desesperación, y se lamentó, “¡Señor! ¿Soy aquí la única persona capaz de seguir órdenes?.
Enseñanzas del Maestro Hsu Yun: Nube Vacía (1839-1959)
Comentario:
A veces miramos alrededor y suponemos que nadie evalúa nuestros valores morales. Somos como esos tres novicios. A menudo, como ese primer novicio, decimos que queremos aprender, pero verdaderamente no ponemos atención en lo que los libros o nuestros maestros nos dicen. O como el segundo novicio, comprendemos las reglas, pero pensamos que se refieren a los demás. O como el tercero, alabamos nuestra conducta toda vez que hacemos lo que suponemos debemos hacer.
A veces compartimos las frustraciones de ese Maestro Chan.