12/03/18

El Camino es personal e íntimo (Robert Aiken)

Todos los seres son budha.

Todos los seres son la verdad, así como son.

Un gran maestro de la dinastía T’ang (China) usaba la expresión: “¡Sólo esto!”, para presentar el corazón de la experiencia más profunda.

Esta profunda experiencia no está disponible para el observador superficial. Ilusiones y apegos en los que consiste el pensar egocéntrico y conceptual, oscurecen el hecho viviente.

El camino del Zen está enfocado a clarificar esas obstrucciones y ver dentro de la verdadera naturaleza.

Esto puede ser tu camino, el camino medio del zazen, o la meditación sentada. Es una senda completamente nueva.

El doctor Suzuki solía decir que el zen es no ético, con lo que quería decir, según yo lo entiendo, que se origina en la mente. No es intelectual, sino que implica un caer en la cuenta, la pura gnosis de: “¡Sólo esto!”.

También implica la aplicación de este conocimiento en la vida diaria de la familia, el trabajo y el servicio comunitario.

Al encontrar nuestra naturaleza propia, encontramos la verdadera naturaleza de todas las cosas, la que los viejos maestros mostraron tan claramente con sus palabras y acciones.

La experiencia de identidad es íntima, más allá de la explicación.

Es esencial al comienzo de la práctica darse cuenta de que el camino es personal e íntimo.

Debes caminarlo por ti mismo.

Robert Aitken (Emprendiendo del Camino del Zen)

 

 

BIOGRAFÍA:

Robert Aitken Roshi (Filadelfia 1917 – Hawai 2010). Es reconocido como uno de los pioneros del Zen en Occidente y fundador en 1959 de la Daimond Sangha (organización budista laica) de Hawai y extendida por diferentes Estados de EEUU, Australia, Nueva Zelanda, Sudamérica y Alemania.

Comentario:

Con estas palabras Robert Aitken trata de explicar, si es que eso es posible, los fundamentos del zen, esa experiencia profunda que es “Sólo esto”, y no se puede explicar ni expresar con ideas o conceptos, es algo que está más allá, y que sólo se puede experimentar por uno mismo, pero no desde la mente, sino desde lo más profundo de nuestro corazón, y desde más allá del silencio de nuestra mente.