El hombre en quien el Tao actúa sin obstáculo…
El hombre en quien el Tao actúa sin obstáculo
no daña ningún ser con sus acciones.
Pero él mismo no sabe
que él es “amable” o “bueno”.
El hombre en quien el tao actúa sin obstáculo
no se preocupa por sus intereses
y sin embargo no desprecia a los que lo hacen.
Él no se afana por hacer dinero
ni hace virtud de la pobreza.
El sigue su camino sin apoyarse en otros
y no se enorgullece porque va solo.
Aunque no sigue a la masa no critica al que lo hace.
Ni rango, ni premio motivan sus actos;
Desgracia o vergüenza no lo acobardan.
No anda siempre inquiriendo
qué es lo bueno o lo malo
diciendo a todo “Sí” o “No”.
Los antiguos decían por eso:
“El hombre del Tao es un desconocido.
La virud perfecta no produce nada
“No-Uno” es “De-Verdad-Uno”.
Y el hombre más grande es Nadie”
(XVII. 3)