No hay ninguna cosa que pueda ser obtenida ni aprehendida…
Hui Neng explica en el Sutra del Estrado el concepto de maha prajna paramita “la enseñanza que les hará sabios”, según le dice a la asamblea. De esa explicación, se extrae el siguiente fragmento:
“¿Qué significa maha? Significa grande. La capacidad de la mente es grande, inmensa, sin contorno, como el espacio vacío. La mente no es cuadrada ni redonda, ni grande ni pequeña; no es azul, amarilla, roja ni blanca; no tiene arriba ni abajo, ni ancho ni largo; tampoco se tiñe de tristeza o de alegría; no afirma ni niega, no es buena ni mala; carece de principio y de fin.
En última instancia, cualquier campo búdico no es más que espacio vacío; nuestra maravillosa naturaleza está radicalmente vacía. No hay ni una sola cosa que pueda ser obtenida ni aprehendida; ese es el verdadero vacío de la naturaleza esencial. Virtuosos amigos, cuando ahora me escuchan describir así el vacío, tengan cuidado de no apegarse a él. Es crucial que no caigan en el nihilismo y se sienten a meditar con la mente en blanco, porque lo único que conseguirán es apegarse a un vacío indiferenciado. Virtuosos amigos, el vacío al que yo me refiero incluye absolutamente todas las formas y apariencias del mundo.
Hui Neng
Comentario
Sabemos que nuestra mirada de la realidad está intensamente condicionada por muchos factores: la educación recibida, el contexto social, las experiencias pasadas, etc..
Con todo ello, y las emociones aparejadas, vamos estableciendo juicios y conceptos que no solo parece que fijamos para siempre, sino que, aún más importante, parece que nos constituyen como individuos.
En cierta medida, es como si llegáramos a la conclusión de que “el mundo es, objetivamente, para mi y para todos, como yo pienso que es el mundo”, y “yo soy lo que pienso que yo soy”.
Pero, tal y como afirma Mónica Cavallé en su libro El Arte de Ser «al identificarnos con una imagen de nosotros mismos, nos limitamos. Esta sensación de limitación contrasta con la demanda de nuestro fondo, con el carácter ilimitado de nuestro ser, de la plenitud que somos y anhelamos. Este doloroso contraste nos incita a elaborar otra idea de nosotros que proyectamos en el futuro: la imagen de lo que creemos que hemos de llegar a ser, tener y experimentar para alcanzar la plenitud de la que carecemos en el presente”.
Sin embargo “No hay ni una sola cosa que pueda ser obtenida ni aprehendida”, dice Hui Neng, quien al inicio del texto hace una enumeración (“La mente no es cuadrada ni redonda, ni grande ni pequeña; no es azul, amarilla, roja ni blanca….”) con la que apunta hacia la inmensidad de la existencia, y la limitación de la realidad que se produce cuando la conceptualizamos con nuestra mirada egoica.
Hui Neng concluye que “En última instancia, cualquier campo búdico no es más que espacio vacío”, y recuerda al Sutra del Corazón cuando en él leemos que “en la vacuidad no existe forma ni pensamiento, ni sentimiento, ni voluntad (..) ni vista, ni oído, ni olfato, ni gusto, (..)”.
Nuestras palabras, nuestros conceptos, tratan de fijar para siempre una realidad en la que nada es permanente y fijo, y es por tanto una ilusión que cualquier cosa pueda ser adquirida o alcanzada.
“Ese es el vacío de la verdadera naturaleza esencial”, dice Hui Neng, quien aclara que “el vacío al que yo me refiero incluye absolutamente todas las formas y apariencias del mundo”, incluido lo que llamamos tú e incluido lo que llamamos yo. E incluido también, lo que llamamos vacío.