24/07/22

¿EL ADEPTO DEL GRAN VEHÍCULO DEBERÍA CENTRAR SU PRÁCTICA SOBRE LA CONTEMPLACIÓN DE LO ILUSORIO?

Pregunta

La mayoría de los sutras del Gran Vehículo exponen una puerta del Dharma basada en la contemplación de lo ilusorio y dicha enseñanza también figura entre las enseñanzas del Zen, en base a esto, ¿el adepto del Gran Vehículo debería centrar su práctica sobre la contemplación de lo ilusorio?

Respuesta:

Aunque expresiones verbales como “los fenómenos son como un sueño o una ilusión” sean semejantes en la forma, las distintas escuelas interpretan de modo diferente, pero en el fondo, no hay ninguna diversidad de significado. Un proverbio mundano dice: “El mundo es como un sueño o una ilusión”, indicando con ello la impermanencia de todas las cosas, no obstante, el Gran Vehículo no entiende del mismo modo la metáfora del sueño […]

Sea como fuere, el estudiante Zen ha de abandonar todos estos medios utilizados por las escuelas del Sutra (Sutra de la Gran Iluminación, el de la Iluminación Completa y el de la Marcha Heroica) y abstenerse de practicar la contemplación sobre lo ilusorio: en vez de ello, los maestros Zen recomiendan lanzarse directamente sobre el Fondo Fundamental practicando el abandono total, comprendiendo cabalmente que tanto las enseñanzas budistas como los fenómenos mundanos son idénticos a sueños e ilusiones. El tercer Patriarca dijo: “¿Valdría la pena atrapar los sueños, las fantasmagorías y las flores de un espejismo? ¡Abandona todo esto! ¡Abandona de una vez pérdidas y ganancias, afirmaciones y negaciones!”

* Fuente: “Diálogos en el sueño” Enseñanzas del maestro zen Musô Soseki. Miraguano Ediciones 2019, pág. 146-147

Comentario:

En los mondos de los “Diálogos en el Sueño” Musô Soseki, sin renunciar a la creencia budista de la Rueda de las Reencarnaciones y el uso algunos Sutras, se distancia de ciertas tradiciones del budismo esotérico impregnado de plegarias, exorcismos y fórmulas hechizadoras. Mientras éstos se afanan en cumplir preceptos, recitar encantamientos y buscar el conocimiento, la práctica del Zen nos invita al abandono total y al sentido de la impermanencia, afirmando en otro de sus diálogos que “la comprensión intelectual puede ser un obstáculo para la Vía.” (pág. 106).

Así nos relata la historia del maestro de Sutras Leang, el cual había leído y estudiado todo el canon budista, siendo uno de los expertos que enseñó durante muchos años el Dharma a grandes masas:

Cuenta que un día ese anciano maestro hizo una visita a Ma-tsu, uno de los maestros reconocidos por utilizar esas técnicas zen típicas como el uso de vocablos exclamativos y gestos raros capaces de provocar aperturas de iluminación en los discípulos. La intención de la visita de Leang era la de discutir temas desde lo cognitivo y discursivo, pero como Ma-tsu no aceptaba sus explicaciones ni palabrería, Learng decidió marcharse.

Sucedió en ese momento que Ma-tsú le llamó: “¡¡Venerable!!”.

Y cuando se dio la vuelta le lanzó en voz alta: “¡¡¿Qué es esto?!!”

 En ese instante, el ilustrado Leang se abrió abruptamente a la gran Iluminación. A pesar de que el anciano conociese intelectualmente el sentido doctrinal de todo el canon, todavía no había alcanzado la Iluminación. Y eso se debió a que la “¡la Iluminación no tiene nada que ver con el significado de los textos budistas!”  (pág. 154-155)

Dice Soseki que “Algunos practicantes Zen creen que la realización de la Vía consiste en comprender intelectualmente el principio fundamental, pero si fuese así ¿por qué dijo el antiguo que la Vía no pertenece al conocimiento?… Sólo si aparcas todas estas complicaciones intelectuales y continúas profundizando al máximo en una actitud caracterizada por el abandono de sí, en el momento preciso, te hallarás en armonía con la gran sabiduría fundamental. Por primera vez comprenderás que el sustrato de la Vía no consiste ni en la sabiduría ni en la ignorancia (pág. 108-109)