LA LUNA EN EL CAÑÓN
Relato budista
Había una vez un rey mono que miró hacia abajo desde lo alto de un cañón y vio la Luna resplandeciente reflejada en el agua. “Vaya, que joya más hermosa, he de conseguirla”, pensó. Cuando se lo explicó a los otros monos, todos dijeron que sería muy difícil alcanzarla, pero el rey mono dijo: “Tengo una idea. Un mono sujetará a un árbol y todos los demás formarán una cadena, cada uno se sujetará con firmeza del rabo del otro. A continuación, deslizaremos nuestra cadena de monos hasta el agua y el último podrá coger la joya”. Así que quinientos monos fueron colgándose uno por uno hasta llegar al agua, pero el peso de los simios era excesivo para el que se sujetaba en el árbol y los quinientos monos cayeron al agua y se ahogaron”.
Comentario:
Tratando de encontrar las palabras adecuadas para compartir la enseñanza de esta fábula, me descubro accediendo a la bandeja de entrada de mi cuenta de correo, saltando a las noticias locales para ver los efectos del ciclón Hermine en nuestras islas o revisando mi agenda de la semana. Me doy cuenta y me digo “ahí estoy otra vez, saltando de una cosa a otra, no consigo centrarme”. Mi “mente mono” se pone en acción, infinidad de distracciones se cuelan en “el espacio presente”, todas son interesantes y apetecibles; mi mente lo quiere saber todo y lo quiere saber ¡ya! Curiosamente en fracciones de segundo descubro que mi mandíbula estaba tensa y noto la espalda cargada, ¡y el día solo acaba de empezar! Lejos de seguir los dictámenes de mis “monos interiores” elijo ponerme de pie y contemplar el mar, estiro el cuerpo y regreso a la tarea.
Cuando el modo “piloto automático” se pone en marcha asistimos a la muerte del instante, se desvanecen las posibilidades de saborear los regalos que el presente nos presenta. Los viejos patrones de conducta vuelven a ponerse en marcha, prisas, tareas interminables, culpas y juicios por no terminar lo que comenzamos son algunas de las consecuencias de caer en las trampas del “rey mono que persigue lunas”.
Persiguiendo ilusiones se nos escapa la vida, que solo puede ser vivida desde el único momento que existe, el aquí y ahora.