SALIDA AL EXTERIOR
Después de esta experiencia, escribió un libro titulado: “La Vida sin Centro. Despierta del sueño de la separación”. Así lo comenta:
“La libertad y la iluminación sólo se pueden encontrar aquí, lo cual equivale a decir que no se pueden encontrar en absoluto…»
«Al intentar encontrar la iluminación espiritual para liberarnos del sufrimiento y encontrarle sentido, a menudo nos sentimos defraudados al agudizarse la sensación de aislamiento y vacío que subyace en nuestras vidas. Darnos cuenta a lo que es totalmente evidente; este momento, como todo lo que surge en él, es ya la liberación tan buscada. La vida, tal y como es, ya constituye lo que llevamos buscando toda la vida…»
A partir de ahí, les invitan a pequeñas reuniones y dar charlas. Siguió escribiendo varios libros, que dió paso a retiros y sesiones individuales multitudinarias, en el Reino Unido y Europa.Aborda aclara y abiertamente cuestiones como las frustraciones de la búsqueda espiritual, la naturaleza de la mente y la Claridad presente en el núcleo de todo.
Entra, como le llama él, a un club extraño llamado “Nero- Advaita”, negando el “yo” haciéndose seguidores de Ramana Maharshi, maestro del siglo XX. Los occidentales objetan que él nunca promovió ningún linaje, no se publicó a sí mismo como un gurú, nunca afirmó tener discípulos, ni nombró sucesores al cual no dio autorización. El Advaita Vedanta de Ramana, requiere años de práctica con sus sadhanas para llegar a mosksha.
En 2011 Foster escribió un artículo explicando por qué ya no se consideraba un “un maestro de advaita” o maestro de la no dualidad, señalando problemas con la unilateralidad de las enseñanzas del “Advaita radical”.
En lugar de una estricta filosofía impersonal, comienza a abrazar y enfatizar la realidad relativa, humana y personal. “Una relatividad que sentía no estaba en conflicto, con el Absoluto impersonal”.
COMENTARIO:
Más allá de la máscara del desapego
“Yo, personalmente, anduve vagando en el desierto por muchos años; por la estéril tierra del desapego espiritual del intento de apartarme del cuerpo del Neo-Advaita, negando el mundo y sintiéndome superior.
Pero volver a la realidad en este mismo suelo, con toda su confusión, con mis intimas relaciones humanas; ahí es donde la verdadera aventura de la vida comienza…
Independientemente de lo doloroso y humillante que fue, este camino resultó ser asombrosamente liberador. El “hedor de la iluminación” (como Mariana Caplan lo llama) no tiene la capacidad de soportar el juego de una relación honesta”…
«El océano jamás diría «no hay olas» eso sería una posición conceptual imposible de sostener. Éste jamás podría negar ningún movimiento de sí mismo, porque no podría dividirse de sí mismo, con el objeto de hablar de sí mismo.
Hay olas, sí – que puede negar las apariencias- pero las olas son, en sí misma un juego del océano…