LA VIDA SIENDO VERDADERAMENTE LA VIDA
La actitud del practicante de zazén, como enseñanza del budismo Mahayana, no significa tratar de crear de manera artificial un nuevo ser por medio de la práctica. Tampoco debería ser tratar de ir disminuyendo la ilusión hasta eliminarla del todo.
No practicamos zazén para tener algún tipo de experiencia mística ni para tratar de obtener una mayor iluminación. Zazén, en su calidad de verdadera enseñanza Mahayana, es siempre el ser total siendo sólo el ser total, la vida siendo verdaderamente la vida.
Kōshō Uchiyama, Abrir la mano del pensamiento. Ed. Kairós
COMENTARIO
En este breve fragmento, Uchiyama apunta a una cuestión esencial; la ausencia del ego como entidad fija.
Si en textos anteriores nos hemos preguntado “qué hacemos cuando hacemos zazen”, con el texto que ahora se nos presenta podríamos hacernos la siguiente pregunta:
“¿Quién está sentado cuando está sentado en zazen?”
Cuando en la práctica de zazen el ego queda silenciado, sin expectativas, sin opiniones, sin recuerdos, sin anhelos, sin nada, entonces es la propia perspectiva de ser un sujeto frente a un objeto la que desaparece, quedando el indescriptible acontecer de la majestuosidad de la vida.
En palabras de Marià Corbi, “quien silencia la lectura de sujetos y objetos, se encuentra con “eso no-dos” que todo es”.
Por esta razón, con el ego silenciado en nuestra práctica, “el zen es es siempre el ser total siendo sólo el ser total, la vida siendo verdaderamente la vida”.