HAY POCA GENTE; AQUÍ CAE UNA HOJA, ALLÁ CAE OTRA
“Hay poca gente;
aquí cae una hoja
allá cae otra”
(Issa Kobayashi)
El haiku es reflejo de la idea de DESPRENDIMIENTO de la que hablan los maestros. En este poema, Kobayashi prescinde de casi todo; no hay intención, no hay dogma, no hay enseñanza que pueda expresarse con palabras. Todo ritual, toda práctica se reduce a la atención en el INSTANTE, a una respiración, a la observación de un hecho tan natural y corriente como es la caída de una hoja. Lo hemos escuchado antes: el Zen es la práctica de la sencillez y el despojamiento; es despertar a lo ORDINARIO y ser capaces de ver lo sagrado en todo aquello que nos rodea, así sea una simple hoja que cae de un árbol.
El haiku se puede vivir, tanto desde el punto de vista del lector como del autor, como una experiencia meditativa, incluso como una experiencia de despertar, como una iluminación. Puede ser la manifestación escrita de la vivencia de ese instante que, desde que pronunciamos la primera sílaba, ya no es instante, al igual que el Tao deja de ser Tao desde el momento en que se expresa con palabras.
“Hay poca gente; / aquí cae una hoja / allá cae otra”
Casi se puede escuchar el silencio al leer estas pocas palabras que componen el poema.
Kobayashi renuncia a intervenir en la realidad. Como mero testigo del presente, se limita a describir la captura de un momento determinado, simple y cotidiano. No hay juicios de valor, no hay expectativas. Tan solo aspira a que las cosas se vean TAL Y COMO SON, nada más.
El haiku es la inocencia de un niño. Las palabras están de más.