20/05/24

INVISIBILIZACIÓN: LA DISCRIMINACIÓN SILENCIOSA

“En una tarde soleada, hojeando los estantes de la biblioteca de mi templo; en una tarde lluviosa, sacando libro tras libro en la biblioteca de la universidad; A altas horas de la noche, examinando mis propios estantes; año tras año, leyendo historias, antologías, diarios, comentarios, escrituras, colecciones de poesía y arte, finalmente me di cuenta de que la mayor parte del enorme cuerpo de literatura trata sobre hombres, escrita por hombres y dirigida a hombres. No creo que la intención sea necesariamente esta, y creo firmemente que el Dharma no se trata de esto. Pero muchos comentarios e historias del budismo no discuten en absoluto la experiencia de las mujeres; literalmente, en absoluto. Es como si ser hombre fuera lo que significa ser budista. Las mujeres son un asunto diferente; existen en notas a pie de página y entre paréntesis, cuando existen. (…)

En lugar de insultos, hay una puerta cerrada; en lugar de una negativa tajante, sólo hay una suave negación, o ninguna respuesta, como si quien pregunta fuera un niño que no mereciera una explicación. (…). Es esta cortés asunción de la posición predeterminada, el sentimiento de ser olvidada, la amnesia.

Esta invisibilidad se extiende en todas direcciones. Aunque hay muchos ejemplos tanto en el Dharma antiguo como en el más moderno, incluso instrucciones explícitas sobre la igualdad y la no separación, las instituciones del budismo están profundamente segregadas. En el budismo Shingon y el zen Rinzai, no hay mujeres que ocupen el rango más alto en Japón. El budismo tibetano excluye a las mujeres de los rangos más altos. El budismo Theravada mantiene a todas las mujeres perpetuamente por debajo de los hombres, independientemente de su antigüedad”.

Sallie Tisdale (“Women of the Way ̈)

 

COMENTARIO:

Este marco cultural incorporado en la práctica budista por varones hace palpable que lo masculino corresponda al valor neutro, pero “ellos” no es neutro, palpable también es la invisibilización de las mujeres practicantes y ordenadas que vivieron sus votos desde los inicios del budismo. Reconociendo que en la actualidad se podría generar debate con la violencia denominada simbólica (acciones que la sociedad como grupo naturaliza y justifica llegando a convertirla en estructural en pros de lo masculino). Muchos practicantes refieren que no hay trato desigual pues las mujeres pueden acceder a lugares de formación y práctica; siendo aquí importante explicar que permitir espacios abiertos a mujeres no significa implementar la perspectiva del género en las comunidades budistas.

El budismo comprometido habla de intervenciones sociales entre muchas otras, como aquellas que mejoren la calidad de vida y genere cambio social que erradique la desigualdad.

Reconocer que existe androcentrismo, invisibilización del sexo y género además de dobles raseros o estándares para lo que podría ser lo mismo, sería un buen inicio.

“Si gozas de una inagotable bondad, tu vida te ofrecerá siempre lo que necesites aprender.

Al margen de que te quedes en casa, trabajes en una oficina o vayas donde vayas, 

el siguiente maestro se presentará justo en ese lugar.”

Charlotte Joko Beck