09/06/24

PULSIONES

“Me sorprendió escuchar de una mujer estadounidense en Japón que no le importaba el hecho de que no se le permitiera quedarse en el templo de su maestro, porque entendía lo que las mujeres podían distraer a los monjes.
«Debería ser un lugar libre de distracciones», dijo, «excepto las que están en tu mente». “¿No es la lujuria y el deseo sexual algo que está en nuestras mentes?” Yo le pregunte a ella.

«Sí», admitió ella fácilmente. «Pero los monjes son jóvenes y es una gran distracción». Los hombres japoneses me han dicho, con bastante humildad, que imponen la separación porque los hombres son débiles. (Un sacerdote me dijo que había habido una monja practicando durante un tiempo con los monjes en su templo de entrenamiento y era “una dificultad”, dijo. ¿Por qué? Le pregunté. “Porque ella no era tan fuerte”, dijo. «Ella no podía trabajar tan duro». «¿Qué pasa con los viejos monjes?», pregunté. «¿No son ellos también más débiles?» No tuve respuesta.)

Un monje me dijo que, si hombres y mujeres practicaban juntos en los templos de entrenamiento, las mujeres todavía tendrían que vivir separadas, debido a la frustración sexual masculina. Separar a las personas de esta manera, señaló, sería incorrecto, porque el Dharma nos enseña a no separarnos unos de otros.

¿Su solución? Deja las cosas como están.
Hay veces que puedo reírme de esto.
 

Me distraen el hambre, el frío, la falta de sueño y el malestar físico. Me atraen algunas personas y otras me molestan. Si me quejara de cosas así en un monasterio, me dirían que lo supere, muy apropiadamente, ya que una razón para tal práctica es aclarar nuestros apegos y descubrir cómo identificamos el yo con lo externo. De lo único que estamos hablando aquí es de que la lujuria es una sensación particularmente dolorosa. ¿Es mucho más doloroso que todo lo demás? ¿Es la ecuanimidad tan frágil? Los monjes, de quienes se espera que superen inviernos gélidos, veranos bochornosos, enjambres de insectos, trabajos duros y muchas otras dificultades en la búsqueda de la iluminación, son incapaces de hacer frente a la presencia de mujeres. Las mujeres son el único obstáculo insuperable para su práctica, más de lo que un hombre puede soportar. ̈

Sallie Tisdale (“Women of the Way ̈)

COMENTARIO::

Pulsión (def RAE): impulso o tendencia instintivos.
Reconocer que las personas son agentes que vivencian la sexualidad también como pulsión, exige una toma de conciencia que nos permita racionalizarlo e integrarlo con nuestros códigos éticos y actuar consecuentemente. De ello se deriva un esfuerzo que quizás pueda parecer un obstáculo para dedicarse a la practica verdadera y de aquí puede surgir la idea de “evitemos los elementos distorsionadores como son las mujeres y homosexuales” No digo que esté bien ni mal y quizás pueda valorarse dentro de la comunidad en determinados retiros, prácticas y estudios por los maestros y maestras, pero siendo conscientes que en el mundo occidental y laico no sería una práctica enmarcada en la igualdad de trato para ninguna de las partes segregadas. Comenta Robert Aitken en “La mente de trébol” (pag 51) que el Roshi responsable a veces no está dispuesto a cambiar estas reglas. Orientar a sus estudiantes en segregación es causante de confusión y conflicto interno en algunos de ellos. Aprender de nuestros propios errores es un reto, pero más aún aprender de los errores de otros, aunque sean referentes o maestras y maestros en nuestro camino. Integrar todo tipo de dificultad en la práctica lleva a una comprensión compasiva del camino.

“El impulso sexual es parte del sendero humano hacia la autorrealización.” 

Robert Aitken