09/02/25
LA ENFERMEDAD DE LOS ESPÍRITUS
Si no logras hacer surgir la duda al practicar zen, tal vez acabes por concluir: «El cuerpo y la mente dependen de la confluencia de condiciones fugaces. Sin embargo, dentro de todo estoy, hay una cosa que va y viene, libre tanto en movimiento como en reposo, sin forma ni sustancia, y que brilla desde los órganos sensoriales. Extendida, llena el universo; recogida en sí misma, ¡no queda una mota de polvo!». Con tal comprensión, ni siquiera intentas despertar esta duda o realmente indagar, suponiendo en cambio que has llegado al fondo del gran interrogante. Esto también no es más que tu mente vacilante; no es zen.
Fragmento del libro: Boshan: La Gran duda. La práctica Zen en el mundo (con comentarios de Jeff Shore). Editorial Herder