Simplemente reconozcan su propia mente original
Simplemente reconozcan su propia mente original, su propia naturaleza original, sientan eso que no se mueve ni permanece quieto, no se activa ni se apaga, no va ni viene, no es ni deja de ser, no se queda ni se va. (…)
Puesto que temo que en su presente estado de confusión puedan tergiversar mis instrucciones, se lo voy a resumir en unos versos para que al fin consigan sentir su propia naturaleza.
Firme, estable: sin cultivar el bien;
liviano, contento: sin hacer el mal;
en calma, tranquilo: desapegado de imágenes y sonidos;
vasta, inmensa: la mente sin ataduras.
(Hui Neng)
COMENTARIO
En el lecho de muerte, Hui Neng dedica unas hermosas palabras a los discípulos que le acompañan en ese momento de despedida, y del que extraemos el texto de hoy.
“Simplemente reconozcan su propia mente original, su propia naturaleza original, sientan eso que no se mueve ni permanece quieto, no se activa ni se apaga, no va ni viene, no es ni deja de ser, no se queda ni se va”.
El sexto Patriarca resume con estas palabras su deseo para los practicantes, y los llama a sentir “eso” que resulta innombrable, pero que paradójicamente llama mente original, esa mente amplia de la que hemos hablado en las semanas anteriores, que lo incluye todo cuando se vacía de todo, y que no cabe en ningún concepto o idea fija.
“Esto, sin embargo, -escribe Willigis Jäger en el libro En busca de la verdad-, requiere el abandono del yo polarizante, porque el conocimiento sujeto-objeto es la base de su identidad. Y la persona tendrá que renunciar precisamente a esa identidad si quiere experimentar la totalidad”.
Con profundo agradecimiento a todos los patriarcas y Maestros.
Desde el Buda a la actualidad; a Willigis Jäger y a sus discípulos, a Alexander, Doris y Celso Navarro.