No esperéis de otra persona la transmisión del despertar
No esperéis de otra persona la transmisión del despertar
(Las claves del Zen: Guía para la práctica del Zen)
No esperéis de otra persona la transmisión del despertar:
Los Budhas y los seres vivientes participan de la misma mente pura y única. No hay separación en lo que concierne a esa mente.
Desde tiempo inmemorable esa mente no ha sido jamás creada ni destruida; no tiene forma ni aspecto; no es ni ser ni no ser, ni vieja ni nueva, ni corta ni larga, ni grande ni chica.
Trasciende todas las categorías del intelecto, todas las palabras y todas las expresiones, todos los signos y todas las marcas, todas las comparaciones y todas las discriminaciones.
Es lo que es; si se intenta concebirla, la perdemos. Ilimitada como el espacio, no tiene límites ni puede ser medida; es la mente de la unidad y del ser-así. Es el Budha.
Se debe dejar que esta mente se revele, si intentamos conceptualizarla, la perdemos. Volver a sí mismo y ver la propia naturaleza es la única vía para realizar esta mente de la unidad y del ser así, que se llama también mente verdadera.
“Todos los fenómenos del ser, desde tiempo inmemorial, son independientes de los conceptos y de las palabras; los conceptos y las palabras no pueden no pueden transformarlos ni separarlos de su propia naturaleza”.
El practicante, en consecuencia, no debe esperar un despertar que venga de fuera, una transmisión o un don de sabiduría. La sabiduría no se puede obtener, el espíritu no se puede transmitir.
Extraído del libro: «Las claves del ZEN Guía para la práctica del Zen» (Thich Nhat Hanh). Publicado con permiso de la editorial, Gaia Ediciones
Comentario:
La mente verdadera es la naturaleza radiante del ser, mientras que la mente falsa no es más que la facultad de concebir y discriminar. Si se realiza la mente verdadera, la realidad del ser se revela por entero: es la vida iluminada del zen.
El mundo construido por los conceptos es diferente de la realidad viva, el mundo en que se oponen nacimiento y muerte, bien y mal, ser o no-ser, existe solo para los que no viven el despertar.
Pero las vicisitudes de ese mundo no pueden afectar a la persona “despierta” porque ésta ha llegado ya al mundo de la realidad en el que no hay discriminación entre nacimiento y muerte, entre bien y mal, entre ser y no-ser.
La verdadera naturaleza, o la mente verdadera, es la realidad misma; en lugar de la palabra mente a veces también se usa la palabra naturaleza; la verdadera mente y la verdadera naturaleza son dos nombres diferentes para una misma realidad.
La verdadera mente no nace en el momento del despertar; porque ni se crea ni se destruye, el despertar no hace más que revelarla.
“No esperéis de otra persona la transmisión del despertar”.