25/06/21

El bodhisattva actúa sin apego a los resultados

Necesitamos abrazar el sendero del nuevo bodhisattva

 

EL BODHISATTVA ACTÚA SIN APEGO A LOS RESULTADOS

“Para convertirnos en la especie que la Tierra necesita, criaturas que son, no solo autoconscientes, sino conscientes de que somos la manera que tiene la Tierra de volverse autoconsciente; necesitamos abrazar el sendero del nuevo bodhisattva, que une la transformación individual y la transformación social. Eso implica prácticas contemplativas que deconstruyan y reconstruyan nuestro sentido del yo, al servicio del compromiso social y ecológico. Hacerlo lo mejor que podamos es nuestro regalo a la Tierra; de hecho, puesto que nuestra especie es uno de sus muchos modos de manifestarse, en realidad es el regalo que la Tierra se hace a sí misma.” (..)

“La meditación cultiva la ecuanimidad, pero también la comprensión intuitiva que la sostiene: una conciencia de esta dimensión «vacía» en la que no hay ni mejor o peor, no hay nada que ganar ni que perder. La tentación, para los practicantes budistas, es el apego a esa dimensión (a menudo descrita como aferrarse a la vacuidad) y, por tanto, el volverse indiferentes a lo que está ocurriendo en el mundo…. El compromiso con los problemas del mundo no ha de entenderse como una distracción de nuestra práctica espiritual personal, sino como algo esencial para nuestra propia transformación personal.” (..)

“El bodhisattva actúa sin apego a los resultados de la acción (..) Esto es muestra de lo que los taoístas llaman wei wu wei, literalmente «la acción de la no-acción»” (..)

El Sutra del Loto habla de bodhisattvas que brotan de la tierra para predicar el Dharma. Ha llegado el momento de que los ecosattvas se levanten sobre la tierra y manifiesten el Dharma que la defienda y le devuelva la salud.”

David Loy

Fragmento del libro “Ecodharma. Enseñanzas budistas para la crisis ecológica”. Ediciones La llave

 

… un mundo tecnológico e hiperconectado

 

COMENTARIO:

 El zen se ha ido extendiendo en un Occidente sediento de herramientas para conseguir ese estado de bienestar que nos garantice el antídoto perfecto contra el estrés que padecemos en nuestro actual modelo de sociedad. Erróneamente esperamos que la Vía nos acerque a conseguir la ansiada estabilidad psicológica ante un mundo competitivo, globalizado, laico, tecnológico e hiperconectado que a su vez se nutre de un agresivo modelo económico. Las enseñanzas de la tradición del Chan se han centrado más en la paz de la propia mente, el silencio individual y la lectura-estudio, que en implicarnos en cuestiones sociales y ecológicas. El maestro nos invita a reflexionar sobre el actual individualismo desenfrenado que nos centra en uno mismo, incluido… nuestro propio despertar.

En pleno Antropoceno, el camino comprometido del ecosattva constituye un reto que moviliza los cómodos cimientos de nuestras sanghas. Implica una doble práctica, interna (meditación) y externa (activismo) dirigida hacia la acción lúcida cordial.

El maestro David Loy nos aconseja hacer uso de esta doble práctica:

“Combinar ambas permite un compromiso intenso con menos frustración. Tal activismo ayuda también a que los meditadores eviten la trampa de quedar preocupados por su propio estado mental y su progreso hacia la iluminación. En la medida en que el sentido de ser un yo separado constituye el problema fundamental, el compromiso compasivo con el bienestar de los otros, incluyendo las otras especies, es una parte importante de la solución. La intuición y la ecuanimidad que cultivan los ecobodhisattvas sostienen aquello que es lo más específico del activismo budista: actuar sin apego a los resultados de la acción (…) nuestra tarea es saber hacerlo lo mejor que podamos, sin saber cuáles serán las consecuencias…”