18/09/21

Otoño

Se anuncia el declinar del Verano, cuyo elemento principal ha sido el descanso.

Se acerca el Otoño, estación de la gracia, frágil y amenazada. Con ella se da comienzo a toda una serie de procesos:

Los niños vuelven al colegio y los padres a sus actividades laborales.

La luz solar va perdiendo su intensidad haciendo que la oscuridad aumente su presencia, lo que nos invita a un recogimiento. Las flores lanzan al cielo una última vez su belleza inútil. Las golondrinas nos abandonan, los insectos se esconden en la Tierra. En los bosques, desde el verde oscuro hasta el oro y el rojo van a sucederse en una degradación de color. Estos signos de estar desmoronándonos son unos signos saludables, y pagamos un alto precio cuando ignoramos lo que la naturaleza está constantemente enseñándonos.

Dogen decía: “El hombre una vez ha muerto no puede regresar a la vida “. Aunque nos dé miedo la situación, hay que aceptarla, en vez de negarla. Justo en el momento que sentimos que estamos temblando por dentro y poco a poco vamos tomando conciencia del miedo que sentimos y lo vamos reconociendo, hemos de seguir adelante y decir: “Sí, tengo miedo “. Esto nos devuelve a la vida, es la caída de las hojas que nos permite participar en la Vida en ese mismo instante.

Tiempo del despojamiento, de la desnudez. El tiempo de la muerte anunciada. Hay que vivir el infinito en el instante, nos dice la sabiduría zen. El Otoño. La estación del despertar.

Tallos tan finos.

Valerianas, dobladas

Por el roció.

Picantes rábanos.

El viento de otoño.

Mi corazón.

Estas castañas

De Kiso me las llevo

Al otro mundo.

Adiós, amigos.

Cuando llega el otoño

Nos separamos.

(Basho,De camino a Oku y otros diarios de viaje)