SIN NADA QUE AÑADIR
“En nuestra Budeidad original solo hay un espacio quiescente, abierto y luminoso, una maravillosa paz colmada de gozo, ahí la realización insondable y espontánea se asienta directamente. Todo está ahí, realizado a la perfección, sin la más mínima carencia. Aunque se practicase denodadamente durante tres eones incalculables, superando todas las etapas del sendero, en el ínfimo instante de la realización, solo se testificaría la propia Budeidad original y espontánea, sin nada que añadir. Por ello, considera los méritos acumulados durante innumerables eones como acciones ilusorias fruto de un sueño”.
“Enseñanzas sobre la Mente Única del maestro zen Huang-Po”. Miraguano ediciones.
Comentario
No solo el zen, también las grandes tradiciones espirituales de la humanidad se refieren a nuestra auténtica naturaleza original en términos de un espacio luminoso e insondable, donde reina una paz gozosa y todo está ahí, realizado a la perfección, sin la más mínima carencia. Pero a la vez, llevamos inscrito en lo más profundo de nosotros mismos un hondo sentido de insuficiencia, una nostalgia o un anhelo de plenitud que nos impulsa a tratar de mejorarnos, de completarnos, a través de denodados esfuerzos, como queriendo acumular méritos para llegar a alcanzar eso de lo que creemos carecer. Huang-Po, como los grandes maestros de la humanidad, echa por tierra nuestras ilusiones: considera los méritos acumulados durante innumerables eones como acciones ilusorias fruto de un sueño. En este sentido, -nos dice-, “somos como aquel guerrero que perdió la perla que llevaba engastada en su frente. Se puso a buscarla en las diez direcciones pero sin éxito. Hasta que un sabio se la indicó y comprobó por sí mismo que su perla permanecía allí, entre sus cejas, en el lugar donde siempre había estado”. El fruto de la realización no es el resultado de “nuestros” esfuerzos. En el ínfimo instante de irrupción al despertar se manifiesta lo que ya somos en esencia, nuestra Budeidad original y espontánea, sin nada que añadir.
“¡Qué inmensamente libre es el cielo del samadhi!
¡Qué clara la luna llena de la cuádruple sabiduría!
¿Acaso le falta algo al momento presente?
Nirvana está ante nuestros ojos.
Este lugar es el País del Loto.
Este cuerpo es el Buda”.
Hakuin Zenji (1686-1769).