ELIMINAR LA AVIDEZ NO ES FÁCIL ¿QUÉ HACER?
Cerramos el ciclo de textos meditativos del período 2021-22 profundizando en el maestro Zen precursor de los primeros jardines de paisaje seco o karesansui, el polifacético Musô Soseki.
Nacido en la Baja Edad Media (1275-1351) fue considerado un espíritu adelantado a su tiempo, un antecesor en Japón de lo que fuera el posterior Renacimiento europeo, capaz de llevarlo a cotas muy superiores. Musô desplegó su actividad dejando tras de sí un amplio legado en ámbitos religiosos, monacales, sociales, comerciales, políticos y artísticos. Fue filósofo, pintor, poeta, maestro, diseñador de jardines y abad fundador de más de catorce templos de la escuela Zen Rinzai. Además, fue consejero imperial, de samuráis y generales, algunos de ellos, considerados los hombres más poderosos de Japón en la Era Muromachi en la que vivió.
Podría decirse que experimentó un abanico de posibilidades en una sola vida. Desde una etapa ermitaña practicando la Vía meditativa, mendigando para poder sobrevivir a una vida de maestro Zen dando su conocimiento y sabiduría tanto a monjes, como a emperadores y generales militares. Todo ello, expresando la delicadeza y sensibilidad del arte de la escritura japonesa, la pintura, la arquitectura, la ceremonia del té, el teatro Nô y la jardinería en los que fue una figura clave y destacada.
Iremos conociéndolo a través de su obra maestra escrita “Diálogos en el sueño”, en la que expone la esencia del budismo y del zen mediante la técnica didáctica de “pregunta-respuesta “que hace un principiante a su maestro.
* Fuente: “Diálogos en el sueño” Enseñanzas del maestro zen Musô Soseki. Editado por Miraguano Ediciones 2019
Pregunta:
No dudo de que, si se abandona la búsqueda de la felicidad, entonces se producirá naturalmente una retribución favorable, sin embargo, eliminar la avidez no es fácil, ¿qué hacer?
Respuesta:
Si tu intención de eliminar la avidez fuese tan poderosa como el deseo de obtener la felicidad, entonces no te sería difícil disolverla. No obstante, si pretendieses abandonar la avidez con la única intención de conseguir un estado de bienestar exclusivamente personal, tu actitud no sería diferente de aquel que tratase de conseguir lo mismo mediante transacciones comerciales. Ahora bien, has de saber que no sólo rechazo la búsqueda de una recompensa favorable condicionada, sino la obtención de una felicidad supramundana. […] ¿Por qué no tienes avidez por lo supremo? Si manifestases este gran anhelo, no te contentarías con el fruto del Hînayâna ni con el del Bodhisattva, con mayor motivo aún, ¿cómo podrías desear siquiera una retribución favorable en el mundo humano o celestial? Si abandonas todos los deseos mundanos y supramundanos, el depósito inagotable de la Iluminación se abrirá inmediatamente y podrás obtener un provecho ilimitado tanto para ti como para los demás seres; serás capaz de mostrar infinidad de acciones magníficas y de realizar absorciones meditativas inconmensurables.
* Fuente: “Diálogos en el sueño” Enseñanzas del maestro zen Musô Soseki. Miraguano Ediciones 2019 pág. 31-32
Comentario:
A pesar de que este texto tenga siglos de antigüedad, la humanidad no ha saciado ese hambre y avidez por acumular ganancias, poseer cada vez más en manos de unos pocos, apropiarse e invadir lo ajeno con la violencia y la guerra a costa de vidas inocentes sembrando dukkha o sufrimiento.
Musô Soseki nos describe lo que es la AVIDEZ desde las tradiciones ancestrales como el primero de los “Tres Venenos”. Una sed ligada a los diferentes ámbitos de nuestra condición humana.
Desde una sed por los placeres sensoriales y de bienes materiales, a una sed de poder y dominio sobre el otro.
Desde una sed por conseguir una existencia eterna, a una sed por alcanzar el sumo conocimiento sobre los misterios de la vida, de la muerte y la creación.
Estos tipos de avidez se han convertido en el motor de nuestro modelo de civilización, solo basta abrir levemente las ventanas de cualquier medio de comunicación o las de nuestro propio corazón.
Muso Soseki vivió en una época de incesantes invasiones y cruentas guerras de poder entre emperadores, samuráis y militares. A pesar de ello, desde la Vía nos invita en este nuestro tiempo a abandonar el mundo de los deseos, tanto humanos como supramundanos. Tras esto se nos dará la posibilidad de lograr sanos beneficios que revierten tanto en lo individual como en lo colectivo como sociedad. Ese abandono de la avidez hará que avancemos en nuestras prácticas meditativas de la Vía, haciendo que los pensamientos mentales fruto de los deseos se calmen.
Como él afirma:
“No tendrán la necesidad de desear la felicidad, pues esta se manifestará naturalmente».