10/10/21

Quedar a la intemperie

La mayoría de nosotros, llevamos ya un tiempo transcurrido de vida, lo que se traduce en edad, por lo que la experiencia nos dice que, con demasiada frecuencia, “ nos resistimos a crecer “ . Nos cuesta soltar las inercias que nos son familiares y adentrarnos en un camino nuevo, abandonar la seguridad de lo conocido y quedar a la intemperie.

Nos resistimos, sobre todo, a modificar la perspectiva desde la que percibimos la realidad. Por ese motivo, solemos aferrarnos desesperadamente a lo que ya tenemos, a la vez que vamos buscando compensaciones o “distracciones“ que nos hagan más gratificante el tipo de existencia que llevamos.

El Hombre / la mujer, siendo considerados animales de costumbre, tenemos una ventaja, nos facilita el desarrollo del vivir cotidiano. A la vez, puede tener un grave riesgo la instalación y rutina que, en lo que tiene que ver con el crecimiento personal, se traduce en un sobrevivir cansino y resignado.

Uno de los motivos más fuertes de la resistencia a crecer es “ la necesidad de seguridad, que a su vez, se alía con la comodidad”. Nuestra sensibilidad se mueve entre buscar lo agradable y rehuir de lo desagradable.

Enrique Martinez Lozano. Fragmento del Libro: Crisis, Crecimiento y despertar. Editorial Desclée De Brouwer

COMENTARIO

Nos podemos formular la pregunta ¿Por dónde empezar? Y esta podría ser la respuesta:

Quizás el primer paso tenga que ser el de “acoger las mismas resistencias”, el mero hecho de reconocerlas y aceptarlas nos sitúa ya en el camino de nuestra propia verdad, el único desde el que podremos avanzar.

En segundo lugar, dirigir la mirada hacia aquellos elementos de nuestra vida actual que nos dejan más o menos insatisfechos. La insatisfacción puede convertirse en una rendija por la que podamos conectar con el gusto profundo, por el crecimiento, que también nos habita.  

Y en tercer lugar, Escuchar el Anhelo que nos constituye y que nos impulsa a llegar a ser y vivir lo que somos, siendo este (Anhelo), poderoso y dinamizador, motivación para ponernos en camino de crecimiento y afrontar resistencias, miedos y obstáculos de todo tipo.

Concluye diciendo, el “modo concreto” pasa por venir al momento presente y aceptar completamente la verdad de lo que hay: no evitar nada, no apegarse a nada. Acoger todo, aquí y ahora, como único medio de trascenderlo y no reducirnos a ello, entrar en contacto con nuestra identidad más profunda y dejarla vivir.